Es posible que hayas oído hablar de la epidemia de opiáceos que afecta actualmente a los estadounidenses. Estos potentes fármacos utilizados para disminuir el dolor pueden provocar adicción o una sobredosis mortal cuando se utilizan de forma inadecuada. El aumento del uso y abuso de opiáceos ha llevado a muchas personas a elegir opciones alternativas de tratamiento y rehabilitación. Antes de la operación, tu médico te explicará qué puedes esperar y cómo será tu periodo de recuperación. Es un buen momento para hablar con tu médico sobre cómo te sentirás después de la operación y si necesitarás o no estos potentes analgésicos para ayudarte a recuperarte. Los médicos y cirujanos ortopédicos recomiendan una combinación de enfoques terapéuticos para ayudar a reducir el dolor y las molestias tras la operación, de modo que puedas rehabilitarte y recuperarte eficazmente.
¿Qué son los opiáceos?
Los opiáceos son un amplio grupo de fármacos que alivian el dolor al interactuar con los receptores opiáceos del organismo. Los médicos y cirujanos deben prescribir medicamentos opioides de forma conservadora y sólo durante periodos breves, como en los días siguientes a una intervención quirúrgica. Los usos más comunes de los opioides en el ámbito médico son el alivio del dolor y la anestesia. La morfina, el fentanilo, la oxicodona y la hidrocodona son tipos de medicamentos opioides. Los opioides pueden fabricarse a partir de sustancias naturales, como la planta de adormidera, o sintetizarse en un laboratorio. Cuando tomas medicamentos opioides, el fármaco interactúa realmente con tus células cerebrales para atenuar tu percepción del dolor. Esto es lo que hace que los opioides sean eficaces para controlar tu dolor, pero también lo que los hace peligrosos.
Peligros del consumo de opiáceos
En muchos casos, el riesgo de tomar opiáceos después de una intervención quirúrgica puede superar a los beneficios. Los analgésicos como los opiáceos no tratan el dolor, sino que se limitan a enmascarar los síntomas del dolor durante un breve periodo de tiempo. He aquí algunos ejemplos de los peligros del consumo de opiáceos.
Riesgo de adicción
A una dosis baja prescrita adecuadamente por tu médico, los opiáceos deberían enmascarar tu dolor e incluso pueden hacerte sentir somnoliento. Sin embargo, una dosis demasiado alta de opiáceos también puede darte un subidón de placer que puede hacer que quieras volver a experimentar esas sensaciones. La combinación de alivio temporal del dolor y aumento del placer puede hacer que los opioides sean muy adictivos. Dado que los analgésicos como los opiáceos sólo enmascaran los síntomas del dolor durante un breve periodo de tiempo, puede que te encuentres deseando seguir tomando la medicación para evitar experimentar el dolor si vuelve a aparecer. La adicción puede afectar a cualquiera, y determinadas circunstancias vitales y tu historial médico pueden hacerte más susceptible a las propiedades adictivas de los analgésicos potentes como los opioides.
Riesgo de sobredosis
Cuando tomas medicamentos opiáceos adecuadamente, tu médico suele recetarte la dosis más baja posible y durante un periodo de tiempo limitado. Esto puede ayudar a reducir el riesgo de sobredosis, ya que el médico suele recomendar que cambies a analgésicos de venta libre al cabo de dos o tres días. Sin embargo, si no sigues las indicaciones de la medicación prescrita, corres el riesgo de sufrir una sobredosis. Existe una delgada línea entre la dosis adecuada de opiáceos y el momento en que resulta excesiva para tu organismo. Desgraciadamente, las sobredosis accidentales son frecuentes con los opiáceos, porque la cantidad utilizada para tratar el dolor no es muy diferente de la que puede provocar una sobredosis. El uso indebido de un medicamento potente como los opioides puede hacer que la medicación recetada sea tan peligrosa como si consumieras drogas ilegales. Si accidentalmente tomas más medicación de la prescrita, debes ponerte en contacto con tu médico y buscar atención médica lo antes posible.
Posibles efectos secundarios
Los medicamentos opiáceos también pueden tener efectos secundarios peligrosos, como calambres abdominales, estreñimiento, náuseas y vómitos. Otros efectos secundarios pueden ser dolores de cabeza, somnolencia, desorientación y falta de energía. Tomar opioides a una dosis inadecuada también puede provocar debilidad física y suprimir la respiración hasta el punto de provocar la muerte.
Consejos de seguridad sobre medicamentos con receta
Los médicos suelen recetar medicamentos opiáceos de forma conservadora, y los opiáceos no deben sustituir a los planes de rehabilitación y recuperación. Sólo debes tomar los medicamentos opiáceos según te los prescriba el médico, incluyendo la dosis y la duración adecuadas. Nunca debes compartir tus medicamentos con otras personas; es ilegal compartir medicamentos con receta, como los opioides, con otra persona, ya que podría poner en peligro su salud. Habla con tu médico o farmacéutico sobre los medicamentos que estás tomando actualmente antes de empezar a tomar opiáceos, para asegurarte de que no haya interacciones entre ellos. Nunca combines opioides con benzodiacepinas (como Xanax o Valium), ya que pueden ralentizar o detener la respiración. Devuelve al farmacéutico cualquier medicamento opioide que no hayas utilizado para que lo elimine adecuadamente.
Qué esperar del dolor tras la cirugía
Inmediatamente después de una intervención quirúrgica, puedes experimentar dolor y molestias. El tipo de operación al que te sometas influirá mucho en cómo te sientas después. Tu edad, estado físico y gravedad de las lesiones también influirán en la respuesta de tu cuerpo tras la operación. Puedes esperar cierto dolor postoperatorio, y conocer todas las opciones para un tratamiento eficaz del dolor te ayudará a facilitar el proceso de recuperación. Trabaja con tu médico para desarrollar un plan sobre cómo controlar eficazmente el dolor y reducir el riesgo de complicaciones tras la operación. Tu médico hará todo lo posible por reducir los efectos dolorosos de la cirugía y te recomendará los medicamentos adecuados, fisioterapia y otras estrategias de rehabilitación postoperatoria que sean adecuadas para ti.
También es importante mantener el dolor bajo control después de la operación para que puedas centrarte en realizar tareas y pasos importantes que te ayuden a recuperarte, como caminar y hacer ejercicios de respiración profunda. El lugar de la operación puede no ser el único sitio donde sientas dolor y molestias. También puedes experimentar dolor en los músculos, como en el cuello, la espalda y los hombros, por estar inmóvil en la mesa de operaciones. Puedes notar que te duele y te pica la garganta. Ciertos movimientos pueden empeorar tu dolor y malestar, como sentarte, andar y toser. Lo mejor que puedes hacer por ti y por tu proceso de curación después de la operación es reconocer cuando sientes dolor. No te preocupes por ser una molestia para tu médico, enfermeras u otros cuidadores. Para ayudarte eficazmente a recuperarte, tu médico necesita saber cuándo sientes dolor, con qué frecuencia se produce y la gravedad del dolor.
Cómo reducir el consumo de opiáceos tras una intervención quirúrgica
Habla con tu médico sobre qué tipo de control del dolor será más eficaz y beneficioso para ti después de la operación. Haz saber a tu médico si deseas evitar los medicamentos opiáceos y trabaja con un especialista en dolor para conocer todas tus distintas opciones de control del dolor y de tratamiento sin fármacos.
Opciones para el tratamiento del dolor
Tras la operación, tu médico puede recomendarte analgésicos de venta libre o recetarte una dosis superior a la que puedes conseguir en la farmacia. Sigue siempre el régimen prescrito para saber cuándo tomar la medicación y qué dosis será la más adecuada para ti. Los analgésicos no opiáceos, como el paracetamol y los antiinflamatorios no esteroideos, tienen pocos efectos secundarios y suelen recomendarse para el dolor leve o moderado. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno, reducen la hinchazón y la inflamación, además de aliviar algo el dolor. Los analgésicos orales tienen algunos efectos secundarios, como malestar estomacal y mareos. Sin embargo, a diferencia de los medicamentos opiáceos, estos tipos de analgésicos no presentan riesgo de abuso y adicción. Antes de tomar cualquier analgésico, consulta siempre a tu médico sobre los medicamentos que tomas actualmente, así como sobre las vitaminas y suplementos de hierbas que tomas habitualmente.
Opciones de tratamiento sin drogas
Una combinación de remedios caseros y estrategias de rehabilitación puede ayudarte a recuperarte eficazmente de la intervención quirúrgica sin necesidad de fármacos recetados. Las opciones de tratamiento sin fármacos dependerán del tipo de cirugía a la que te sometas y del éxito de la intervención. Suelen recomendarse otras formas de aliviar el dolor tras la intervención, junto con analgésicos que ayuden a reducir significativamente el dolor y las molestias posteriores. Aplicar compresas frías o bolsas de hielo para ayudar a controlar el dolor y reducir la hinchazón de la zona. Una compresa caliente o una almohadilla térmica pueden ayudar a aliviar los músculos doloridos y reducir la rigidez de las articulaciones. Tu médico te indicará si las terapias de frío y calor son una opción adecuada para ti después de la operación.
Fisioterapia después de la cirugía
La fisioterapia te permite desempeñar un papel activo en tu recuperación tras la operación. Un fisioterapeuta trabajará contigo de forma individualizada para desarrollar un plan de tratamiento personalizado y ayudarte a alcanzar tus objetivos. La fisioterapia tras la cirugía te proporcionará técnicas para controlar y reducir el dolor y las molestias mientras te curas. Tu fisioterapeuta es un experto en movimiento, lo que significa que te ayuda a recuperarte y a mejorar tu calidad de vida con su enfoque práctico de la rehabilitación, la educación del paciente y los cuidados. Cuando trabajes con un fisioterapeuta después de una operación, te ayudará a fijar objetivos para el tratamiento y a determinar pasos tangibles que te ayuden a alcanzarlos. Aunque los fisioterapeutas suelen asociarse con estiramientos y ejercicios, también pueden ofrecer otras técnicas de tratamiento, como la movilización de tejidos blandos y el masaje terapéutico.
Recuperar la fuerza
Aprende a participar activamente en tu rehabilitación tras la operación cuando trabajes con un fisioterapeuta. La fisioterapia te ayudará a recuperar y mejorar tu fuerza y movilidad tras la operación. Algunas cirugías pueden requerir un tiempo de inactividad que puede dejarte parcialmente inmovilizado. Si no puedes mover ciertas partes del cuerpo durante un periodo de tiempo determinado, tus músculos pueden debilitarse y agarrotarse durante ese tiempo. Un fisioterapeuta puede ayudarte a prepararte para la debilidad y rigidez que se produzcan durante la fase inicial de recuperación y también a recuperar esa fuerza cuando sea oportuno. La fisioterapia después de la operación también te ayudará a recuperar la fuerza en otras zonas para que todo tu cuerpo pueda sostenerse mejor. Por ejemplo, si te han operado de una fractura ósea en la pierna, quizá te sorprenda tener que trabajar los músculos centrales y abdominales con fisioterapia. Sin embargo, fortalecer el tronco puede ayudarte a mantener una postura más sana y permitirte distribuir el peso más uniformemente entre ambas piernas.
Mejorar la movilidad
Una lesión reciente o una intervención quirúrgica posterior pueden dejarte con una amplitud de movimiento reducida o una movilidad restringida. Trabajar con un fisioterapeuta puede ayudarte a mejorar tu movilidad en un entorno seguro y controlado. Tu fisioterapeuta puede guiarte a través de estiramientos para calentar los músculos y prepararlos para ejercicios de fortalecimiento y movilidad. Estos ejercicios también se centrarán en tu flexibilidad y equilibrio, para que aprendas a moverte con más seguridad sobre tus pies. Esto puede ayudarte a reducir el riesgo de caídas o de volver a lesionarte tras la operación. Trabaja con un fisioterapeuta para saber más sobre cómo puedes controlar eficazmente el dolor al tiempo que recuperas y pierdes la amplitud de movimiento tras la operación.
Aumentar la confianza
Cuando adoptas un papel activo en tu proceso de rehabilitación tras la operación, disfrutarás de todos los pequeños momentos y victorias del camino que te ayuden a recuperar la fuerza y la movilidad. Acudir a fisioterapia puede ayudarte a aumentar tu confianza, ya que puedes empezar a sentirte incluso más fuerte y flexible que antes de la operación. La recuperación de una operación a veces puede resultar desalentadora o frustrante, y un fisioterapeuta puede ayudarte a canalizar esos sentimientos en ejercicios y actividades útiles que apoyen tu rehabilitación. Puedes sentirte orgulloso de tu viaje de rehabilitación cuando mires atrás al primer día después de la operación y te des cuenta de lo lejos que has llegado.
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