Aunque el latigazo cervical y las conmociones cerebrales son las lesiones más frecuentes en un accidente de coche, hay otras lesiones comunes que denuncian las víctimas. Una zona especialmente susceptible de sufrir daños es la rodilla: aunque no pienses en ello, las lesiones de rodilla por accidente de tráfico son frecuentes y pueden tener efectos devastadores. Una luxación es una forma habitual de lesión de rodilla que puede ser muy peligrosa sin el tratamiento adecuado.
¿Qué es una luxación de rodilla?
En pocas palabras, una luxación de rodilla se produce cuando los huesos de la rodilla están parcial o totalmente fuera de su sitio. Para sacar los huesos de su sitio, es necesaria una gran fuerza debido a los músculos y ligamentos extremadamente potentes que rodean la rodilla. Sólo en esa zona se encuentran los músculos cuádriceps, el ligamento colateral medial, el ligamento colateral lateral y el ligamento cruzado posterior (LCP). Cuando se produce un traumatismo lo suficientemente fuerte, la posición del fémur con respecto a la tibia puede alterarse, a pesar de todos los tejidos blandos circundantes. Este desplazamiento puede provocar daños en ligamentos, vasos sanguíneos y nervios importantes de la zona circundante.
En la mayoría de los casos, los síntomas relacionados con una luxación de rodilla serán evidentes de inmediato. Sin embargo, tras un accidente de coche, el shock y la adrenalina pueden hacer que tardes más en notar el dolor, por lo que también debes ser consciente de las señales visuales. Puede producirse un chasquido durante la lesión, y puede hacerse evidente una deformidad o hinchazón visibles. También es probable que la rodilla esté inestable y tenga una amplitud de movimiento limitada, lo que te incapacitará para realizar tareas sencillas como andar u otra actividad física.
Causa de una rodilla luxada
Cuando tu coche colisiona con otro, el vehículo suele detenerse bruscamente. Sin embargo, tu cuerpo ha adquirido impulso y no puede detenerse tan rápidamente como el vehículo. Esto hace que las personas sentadas en los asientos delanteros sean especialmente susceptibles de sufrir lesiones de rodilla, ya que sus rodillas pueden golpear la parte inferior de la columna de dirección o el salpicadero en el momento del impacto. Si la fuerza de este impacto es lo suficientemente fuerte, el LCP puede desgarrarse. Cuando se desgarra el LCP, la rodilla pierde una importante capa de protección frente a una luxación posterior, que se produce cuando la fuerza se concentra en la parte delantera de la rodilla. Esto es lo más habitual en un accidente de coche, hasta el punto de que una lesión del LCP puede denominarse incluso “rodilla de salpicadero” en algunos casos.
La mayoría de las luxaciones de rodilla son laterales o mediales, en las que la fuerza procede del lateral o de detrás, lo que suele ser menos peligroso que la variedad posterior. Por eso, una lesión de rodilla por accidente de coche puede requerir más atención médica que otras lesiones de rodilla comunes.
Tratamiento de la luxación de rodilla
Cuando presentas síntomas de una rodilla dislocada, el médico suele ser capaz de diagnosticar la afección a partir de una serie de evaluaciones clínicas. En algunos casos, las señales visuales serán lo suficientemente fuertes como para que eso sea todo lo que se necesite. Los médicos también pueden comprobar las constantes vitales de tu pierna, como el pulso y la tensión arterial, para ayudar a determinar el tipo de lesión causada. Pero incluso entonces, es probable que te sometan a una serie de pruebas de diagnóstico por imagen para evaluar la gravedad de la lesión y comprender el alcance del daño. Además del movimiento del LCP y el hueso dislocado, los nervios y las arterias pueden resultar dañados o incluso seccionados cuando se produce la lesión. El desgarro de la arteria poplítea puede hacer que el paciente se desangre, mientras que ciertos daños nerviosos pueden provocar la pérdida de movilidad. Por eso es importante que tu médico se asegure de que comprende las circunstancias exactas que rodean a tu rodilla dislocada.
La primera línea de tratamiento será lo que se denomina una reducción, en la que se vuelve a colocar la rodilla en su posición correcta. Esto lo hace manualmente tu médico, y es probable que después tengas que llevar un aparato ortopédico para mantener estable la articulación. En casos graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar los daños sufridos por los ligamentos, los vasos sanguíneos o los nervios. Cuando hay daños en los vasos sanguíneos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica inmediata.
Independientemente del tratamiento que necesites, es probable que necesites rehabilitación, como fisioterapia, tras una luxación de rodilla.
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